El otro sábado, charlando, durante una cena, con un compañero de fuera, alguien comentó que en su ciudad hay agentes por la zona de ocio joven y que los mismos se prestan, si lo solicitas, a realizarte, de forma gratuita, el test de alcoholemia, para de este modo no llegar a coger el coche en mal estado y evitar males mayores.
Ese mismo día, mientras paseábamos por la zona de vinos de turno, el chico, decidió, al encontrarse con un policía, preguntarle por la posibilidad de que le efectuaran la prueba de alcoholemia, ya que debía marcharse en ese momento y desconocía si las copas tomadas durante la cena le seguirían haciendo efecto aún. El policía le respondió que no, que no disponían de alcoholímetro en los coches patrulla, pero que si se dirigía a su sede central le podrían hacer las pruebas sin problemas.
El chico en cuestión, se dirigió a la comisaría, que todo sea dicho de paso, quedaba un tanto alejada, y cual fue su sorpresa cuando al llegar, le dicen que no, que no disponen de alcoholímetro. Al mismo tiempo le preguntan si es que ha bebido mucho, a lo cual él responde enumerando y describiendo las copas tomadas, es entonces cuando un policía le responde que no, que con eso no da, que él ha tomado algo parecido, se hizo antes las pruebas y que no daba.
Desde luego que la reacción del policía me pareció, cuanto menos, sorprendente y pésimas, pero lo peor de todo es que al final, al chico le fue imposible conseguir que le hicieran la prueba de alcoholemia, es entonces cuando una se pregunta, ¿Para que está la policía? ¿Para velar por las arcas públicas o por la seguridad de los ciudadanos? Que juzgue cada uno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario